Hay que dejarse llevar, planear los tiempos como si no
existieran, investigar nuevas riendas, apresurar las esperanzas. Dejarse
llevar.
Los sueños se vuelven borrosos si no empañas bien tus
anteojos, la vuelta de la vida se hace más lenta sino andas en bicicleta.
Tu amor no volvería por más que quisiera, arremango mis
silencios y acaricio mi lengua, extrañarte no es lo que quiero pero hay que
dejarse llevar.
El viento acumula raras hojas de papel, que equilibrarán mi
escritura; la expresión se volverá más improvisada, si es que la gente lo pide.
Mis ojos no ven más allá, mis oídos sólo escuchan el silbato
de volver a jugar.
Jugar, es dejarse llevar, volar, trepar, así es como lo
prefiero: dejarse llevar.
Algunos investigan que será de la vida, si una experiencia o
una pérdida de tiempo.
Las palomas están dándole de comer a sus hijos, los nidos se
enfrían, las calles se vuelven silenciosas.
Hay que dejarse llevar.
No necesito nada, nada que me haga mal. Hoy estoy bien,
porque me estoy dejando llevar.